Por difícil que sea diseñar una estrategia inteligente, es diez veces más difícil lograr que la gente ejecute esa estrategia. Y una estrategia mal ejecutada, no importa cuán inteligente sea, no tiene valor. Sabemos que ningún resultado estratégico es alcanzable a menos que los integrantes del equipo cambien su comportamiento y se necesita conseguir compromiso del equipo en medio de la rutina diaria, lo que no es sencillo ya que la mayoría de las veces, terminan ganando las actividades urgentes del día a día.
Porque mientras que el desarrollo de la estrategia y la comunicación se trata de saber algo, la ejecución de la estrategia se trata de hacer algo, y la brecha entre lo que sabemos y lo que hacemos es enorme. Para combatir esta falta de acción, que nos impide alcanzar los resultados deseados dentro de nuestra organización, abordaremos el libro: “Las 4 disciplinas de la ejecución” de Sean Covey, que nos brinda un método para vencer la urgencia cotidiana, que acaba devorando el tiempo y la energía que requerimos invertir en la ejecución de la estrategia para el día de mañana.
Disciplina 1. Enfocarse en lo crucialmente importante. La primera disciplina es enfocar los esfuerzos en un máximo de dos metas, que se denominan “Meta Crucialmente Importante” (MCI). Al determinar nuestra meta crucialmente importante (MCI) no hay que preguntarse ¿qué es lo más importante?, al contrario, hay que comenzar preguntándonos: si todas las demás áreas de la empresa mantuvieran el mismo nivel de desempeño, ¿en cuál tendría más impacto hacer cambios? Esta pregunta formula un tipo diferente de pensamiento y permite identificar con claridad el enfoque que podría marcar toda la diferencia.
Disciplina 2. Actuar sobre las medidas de predicción. Las medidas de predicción son la forma de “medir” las actividades que tienen mayor influencia sobre el resultado que queremos lograr. Las medidas de predicción nos permiten saber qué tan probable es que se alcance la meta. Esta disciplina, consiste en invertir energía en las actividades que impulsan a la MCI, es decir, medidas de predicción. Como ejemplo veamos una meta con el que muchas personas se identifican: la MCI de bajar de peso. Si formulas bien esta MCI podrías plantearla como “disminuir el peso corporal total de 86 a 79 kilos para el 30 de mayo” (de X a Y en tal plazo), pero ¿cuáles serán las medidas que permitirán predecir si se alcanzará la meta y sobre cuáles de ellas se podrá ejercer influencia significativa? La respuesta es dieta y ejercicio. Estas dos medidas de predicción: reducir las calorías consumidas y aumentar las calorías quemadas indican con seguridad que perderás peso. Es evidente que podrás ejercer tu influencia directa sobre ambas. Si logras cumplirlas entre el torbellino diario, al subirte a la báscula verás un cambio en tu peso. Recuerda que las medidas de predicción, anticipan el resultado.
Disciplina 3. Crear un tablero de resultados convincente. La tercera disciplina sirve para asegurar que todos los integrantes del equipo estén enterados de los resultados en todo momento. De esta forma sabrán si pueden o no ganar el juego. Ésta es la disciplina del compromiso. Si los indicadores históricos y de predicción no se registran en un tablero a la vista de todos y no se actualizan con regularidad, corren peligro de desaparecer entre las distracciones del torbellino. Dicho de manera simple, el compromiso se debilita cuando las personas no saben cómo van. Si pueden ver la puntuación a simple vista, sabrán si están ganando o perdiendo, y esto redundará en un grado mayor de compromiso.
La Disciplina tres traduce la apuesta estratégica de tu equipo, las medidas de predicción y los indicadores históricos en un tablero de resultados convincente que estará a la vista de todos.
Disciplina 4. Crear una cadena de rendición de cuentas. La cuarta disciplina consiste en establecer un ritmo de rendición de cuentas, es decir, un ciclo recurrente de supervisión del desempeño anterior y planeación para anotar más puntos en el marcador. La disciplina cuatro es aquella en que la ejecución se hace realidad. Las disciplinas uno, dos y tres plantean las reglas del juego, pero no es hasta que comienzas a aplicar la disciplina cuatro cuando tu equipo de verdad entra en la cancha. Esta es la disciplina que une a todos los miembros del equipo.
En la disciplina cuatro, tu equipo se reúne al menos semanalmente en una Sesión de MCI, esta reunión dura entre 20 y 30 minutos, cuenta con una orden del día fija y debe ser dinámica. Se debe establecer un ritmo semanal de rendición de cuentas para generar el progreso que conduce a la MCI. La función de las sesiones de MCI es simple: hacer que cada miembro del equipo le rinda cuentas a los demás sobre las acciones que deben desempeñar para mover las medidas de predicción, lo cual derivará en el cumplimiento de la MCI a pesar del torbellino. Podemos estar seguros que, al seguir estas disciplinas, los líderes podrán generar resultados contundentes, incluso cuando la estrategia requiera un cambio de actitud significativo por parte de los miembros del equipo, ya que se trata de un conjunto de prácticas probadas y refinadas por cientos de organizaciones y miles de equipos de trabajo a lo largo de los años y cuando una empresa o un individuo se adhiere a estas disciplinas, logra resultados sorprendentes.